Julio es un tipo ebrio que no le gusta hacerse cargo de responsabilidades pues sabe bien que sus cualidades no lo ayudan en ciertos aspectos. La responsabilidad no es una facultad que haya desarrollado muy bien, francamente. Pero cuando Julio canta, o hace sus artes, se siente feliz. No tiene nada, no ha florecido Julio, pero tiene su amor. El amor a sí mismo. Las flores llegarán pero Julio no será el mismo entonces. Cuando Julio canta se ilumina el cielo y llega, antes de lo prometido, un caluroso aplauso del Sol. Cuando Julio cree tener vacíos, sentir vacíos, no se equivoca, es que, aveces, sueña ser vacío también. Sueña no sentir Julio, para no sufrir. Su canto es vacío, pues no conoce cosas del tener, y muchas veces, tampoco del ser... Lo veo una vez al año a Julio, junto a su guitarra gris bajo un árbol. Un triste árbol de Lapacho donde escribe sus memorias rosas. Memorias de su corta conciencia. Frente al fin de su pensamiento habla con el árbol, Julio, amigo