Julio es un tipo ebrio que no le gusta hacerse cargo de responsabilidades pues sabe bien que sus cualidades no lo ayudan en ciertos aspectos. La responsabilidad no es una facultad que haya desarrollado muy bien, francamente. Pero cuando Julio canta, o hace sus artes, se siente feliz. No tiene nada, no ha florecido Julio, pero tiene su amor. El amor a sí mismo. Las flores llegarán pero Julio no será el mismo entonces.
Cuando Julio canta se ilumina el cielo y llega, antes de lo prometido, un caluroso aplauso del Sol. Cuando Julio cree tener vacíos, sentir vacíos, no se equivoca, es que, aveces, sueña ser vacío también. Sueña no sentir Julio, para no sufrir. Su canto es vacío, pues no conoce cosas del tener, y muchas veces, tampoco del ser... Lo veo una vez al año a Julio, junto a su guitarra gris bajo un árbol. Un triste árbol de Lapacho donde escribe sus memorias rosas. Memorias de su corta conciencia. Frente al fin de su pensamiento habla con el árbol, Julio, amigo del viento y de lo pasajero. Tal vez Julio sabe mas que cualquiera de nosotros del desprenderse. Sabe mas del no-necesitar, Julio. Con su elegancia y dejadez Julio se aleja a fin de mes, para encontrarme después con enseñanzas por traer, nuevamente.
Tal vez Julio añora aprender mas que yo. Tal vez añora creer mas que yo. Pero yo, no soy Julio- por suerte-, tal vez.
En esos árboles de lapacho, las memorias de Julio comienzan a aflorar, bajo mi mirada nueva y desprendida. Su sabio cantar, a los oídos de la ciudad.
A continuación las memorias de Julio:
-Retraso horas en un colectivo camino a mis sueños.
Delante a un monitor pueden acontecer mas horas
pero las soledades frías, claustras, privadas ya no soplan como ayer.
Retraso horas buscando encontrar el porqué de las posibilidades que jugué.
-Alguien lloró por mí, pidió mi mano.
Pidió mi mano para siempre.
Me trajo una falta en el pecho
FALTA. Vacío.
Se fueron ya sus días.
Los grises de sus días que me matizaban,
-Las palabras no afloran porque sí,
se han vuelto mudas una vez mas
las instancias en las que no reconozco mi voz ni mis miedos
ni las culpas que las hacen o camuflan
El hecho es: De nuevo al camino, de nuevo la partida
De nuevo el momento de resucitar.-
-Guardé vicios, soledades, necesito el espacio para sufrir
sufrir los espantos de estos momentos
para recuperar mi alma melancólica
recuperar la bruma necesaria para escribir
aunque aveces prefiero ser feliz a tener la razón
-escuché la canción-.
-Y la felicidad no me cuesta , nada creo que cuesta hoy.
La tranquilidad de la nada. La paz lograda. Al fin.