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Nubes de otoño

Se hizo un murmullo en la calle y salí a mirar,
¿no habrás visto las hojas morir, de casualidad?
Aterrada llegaste en el incesante calor
y me presentaste la niebla
o como quieras llamarle...
tu sombra tan gentil,
de galera y bastón,la ví,
mucha elegancia, poco corazón sentí.
Oscuros pensamientos en la ciudad gris,
hasta que aclaren los vientos el otoño se hechará a dormir.
Y yo con vos.
A mi lado, mirando el fingir,
las promesas sonsas que hacemos para no morir,
y perecemos también,
pero sabiendo existir,
apostando cada segundo a lo que quiera sentir, y más.
Dame la mano, desataremos un huracán,
cuando derrotes tus miedos que te echan atrás
Dibujaremos palomas, barcos de papel
entre las nubes violetas del atardecer
y volaremos
tal vez, más lejos de lo que pueden llegar
los rayos infrarrojos de la humanidad
y soñaremos estar
en el mismo lugar de siempre jugando a la paz
en un silencioso instante frente al Paraná.
¿No has escuchado acaso el viento caótico revoloteando a mi alrededor?
¿No has sentido, acaso, sucumbir la tierra bajo tus pies?
El mundo se divierte!
Y aquí te ví parada, con tu cara de espanto, te vi llorando.
Te ví y te quise... y te elegí cada hora, cada noche y cada lágrima
te elegí para cada temblor y tornado, para derecho soñado
te vi entre cuchillos y mordiscos,
y te elegí en cada poesía que leí.
Te quiero ver  loca, despiadada,  te quiero despertar
quiero verte estallando de felicidad,
por la locura que no solés regalar
y en cada trazo que me vayas a cortar
te quiero destrozar, a puros gritos en tus oídos
en cada exacto dolor, te quiero espantar
y hacerte amar. Cada locura que quieras trazar.
En cada noche, en cada sol, en cada viento y en cada temblor
en cada pecado, en cada exabrupto te quiero ver explotar.

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